He esperado a que pasaran días desde el acto terrorista en Barcelona y Cambrils. Lo que pretendo es hacer una reflexión sobre cómo combatir este terrorismo partiendo de la más enérgica condena.
En primer lugar hay que ver los orígenes del terrorismo yihadista: las guerras de Afganistán, Irak, Libia y Siria. Estas guerras han desestabilizado todos esos países, con millones de muertos, heridos y personas que han tenido que abandonar sus hogares. Refugiados que los gobiernos de la democrática Europa se niegan a admitir, pagando a países dictatoriales como Turquía o Libia para que los encierren en campos de concentración o los devuelvan a su país. También está la apropiación de Palestina por Israel desde hace más de 60 años, con una parte de su población desarraigada en campos de refugiados, al tener que abandonar sus tierras y sus casas. Hoy el Estado de Israel sigue intentando someterlos. Para ello ha creado verdaderos campos de concentración como Gaza.
En segundo lugar, sumado a lo anterior, la grave situación económica y social de muchos países, que aun no estando en guerra, su población queda obligada a emigrar hacia Europa, cuyo capitalismo se beneficia de ellos, como mano de obra barata, creando un ejército de reserva que permite recortar derechos al conjunto de la clase trabajadora. Se les ha concentrado en muchos casos en guetos marginales a los que la extrema derecha, siempre a las órdenes del gran capital, pretende echar la culpa de las crisis que provoca éste.
En tercer lugar la situación geopolítica, en la cual las monarquías de Arabia Saudí y los países del golfo Pérsico, aliados de EEUU y de la UE, pretenden imponer su hegemonía y su modelo extremista de religión (wahabita) a toda la región, para la cual no han dudado en sufragar a grupos criminales islamo fascistas, como han sido Al Qaeda y el ISIS. Hay que hacer notar la entrañable amistad de sus reyes con nuestros Borbones. Han intentado derribar a los gobiernos de tipo baasista, como los que había en Irak, Egipto y Siria, que si bien tenían formas autoritarias, eran regímenes laicos y más progresistas que los países del entorno, incluido Israel. En ellos el nivel cultural y social era bastante superior a la media de la zona. No olvidemos también que con la primavera árabe, EEUU, Arabia Saudí e Israel comenzaron a financiar los grupos disidentes contra Al Assad, confiando en que la caída del régimen sirio permitiría desarrollar el proyecto del gaseoducto Qatar-Turquía, frente al gasoducto persa que planteaba Siria , que tomaría como punto de origen los yacimientos de Irán. Las guerras y ese apoyo son el origen del estad islámico causante de graves atentados contra la humanidad.
Con estas premisas estos grupos tienen un caldo de cultivo perfecto para captar terroristas. Por eso es absolutamente hipócrita que los gobiernos de Europa, y en concreto el de España, pretendan hacernos creer que todo se va a resolver con métodos policiales, cuando además esta gente está dispuesta a morir. A corto plazo no cabe duda que la actuación policial, especialmente la de los servicios secretos y la prevención son muy importantes. Siempre garantizando las libertades y los derechos humanos, incluidos a los presuntos terroristas. Hemos visto matar a todos los terroristas estos días sin que haya habido un análisis posterior la forma de actuar y si era imprescindible. El pacto antiyihadista sólo apela a la unidad en abstracto, obviando las causas de fondo, intentando siempre recortar las libertades. Es, además de inútil, engañoso para la población. Hay que decir la verdad: tenemos amenaza de terrorismo para muchos años, y la única manera a medio y largo plazo de superarlo es afrontar los problemas de fondo que antes hemos enunciado. Hay que acabar con las guerras que siempre surgen desde EEUU y la UE, arrinconando a los países dictatoriales que los arman y les sufragan, dejando de venderles armas (el comercio de armas de España con Arabia Saudí se ha multiplicado por 30 en los últimos cuatro años). Eliminar las bases de la OTAN y de EEUU de nuestro territorio.
Como ha planteado el PCE, se trataría de hacer un pacto antiterrorista para dar el apoyo a los gobiernos que lo están combatiendo sobre el terreno en diversos países como en el Líbano, Siria, Irak, etcétera, y que defina las líneas básicas de lo que tiene que ser una propuesta de paz y seguridad para todo el planeta. Unidad que tiene que servir para que el gasto en ayudas para el desarrollo sirva realmente para mejorar la calidad de vida de quienes hoy sufren hambre y todo tipo de carencias y no para financiar compras de armamentos. Unidad que debe reclamar que los EEUU y la UE exporten enseñantes, personal médico, alimentos, medicamentos… en lugar de vender armas y explosivos.
Y hay que evitar la islamofobia. Es en los países de cultura islámica donde sufren el 85% de los atentados terroristas, pero además, sin el concurso de ellos jamás podremos derrotar al terrorismo. Eso no quiere decir que no hagamos una crítica al Islam por su carácter patriarcal, y mucho menos que admitamos que se imparta en las escuelas públicas, porque no queremos que lo haga ninguna, incluida la católica.
No a las guerras y no al terrorismo.
Paco Jimenez / PCE-EPK
Artículo original en Noticias de Navarra.