Tras la Comisión de Investigación de Caja Navarra del Parlamento de Navarra, Izquierda – Ezkerra concluye que no era inevitable la desaparición de la CAN, y que había alternativa para la CAN continuando fieles al mandato fundacional de la entidad como una entidad financiera de tamaño medio, sólida y solvente, centrada en Navarra, al servicio del desarrollo económico y social de Navarra.
Izquierda – Ezkerra señala que el final de Caja Navarra podía haber sido otro, y que con otra gestión y con otras decisiones Caja Navarra podría haber sobrevivido a las crisis financieras de 2008 y 2011, y que podría haberse mantenido como entidad financiera al servicio del desarrollo social y económico de Navarra.
Se quiso transformar una Caja de tamaño medio, sólida y solvente en su territorio natural, Navarra, en una gran entidad bancaria que diese un gran salto al mercado español e internacional, asumiendo unos riesgos enormes y extraordinarios, a través de un proyecto de crecimiento y expansión megalómano y faraónico que abandonó el objeto fundacional de la Caja, condenando a la entidad a la desaparición, indica Izquierda – Ezkerra.
Así mismo, Izquierda – Ezkerra afirma que la alternativa de Caja Navarra era haber continuado fieles al mandato, al propósito fundacional de la entidad, habiendo seguido administrando y gestionando Caja Navarra como una entidad financiera de tamaño medio, sólida y solvente, centrada en Navarra, al servicio del desarrollo económico y social de la Comunidad Foral.
Tanto el plan de expansión, como el plan de prejubilaciones, la arriesgada salida a bolsa, como la fusión con Caja Sol con una importante exposición “al ladrillo”, son para Izquierda-Ezkerra decisiones que fueron determinantes en la pérdida de solvencia de la CAN y su desaparición.
Izquierda – Ezkerra señala que el Gobierno de Navarra permitió la mutación del objeto fundacional de Caja Navarra, consintiendo que se pretendiese transformar Caja Navarra a través de un proyecto irracional de expansión, y en consecuencia las responsabilidades políticas del Gobierno de Navarra son evidentes. Sin la conformidad y el consenso del Gobierno de Navarra, el equipo directivo y gestor de Caja Navarra no podría haber puesto en marcha el proceso que llevó finalmente a su desaparición.
Por último Izquierda – Ezkerra insiste en su propuesta de creación de una banca pública navarra, para responder a las necesidades de crédito de las pequeñas empresas, familias, cooperativas. Un banca pública que llenaría el vacío que dejó la desaparición de la CAN y que competiría con el oligopolio bancario que sigue sangrando a las clases trabajadoras.