Celebramos un nuevo 1º de Mayo con la convicción de que los derechos de la clase obrera son lo primero, porque somos la mayoría social y porque el pisoteo constante por un sistema económico sustentado en la explotación y la desigualdad que ha demostrado ser incompatible con una vida digna, incluso con la vida.
Muertes en los tajos, condiciones insalubres, sistemas de trabajo incompatibles con garantizar la prevención de riesgos laborales, forman parte de nuestro día a día.
Salarios de miseria y trabajar cada vez más por menos y en riesgo constante, haciendo de la pobreza y la exclusión social la regla, en lugar de la excepción.
Represión y hostigamiento a la organización de las trabajadoras para reivindicar y pelear por unas condiciones laborales dignas, por la negociación colectiva, por el uso del derecho a la huelga que tanto costó conseguir, son la tónica y el miedo al que cada día se enfrentan miles de trabajadoras en este país.
La evidente desigualdad estructural entre mujeres y hombres, entre nacionales y migrantes, entre temporales o indefinidos, entre qué empresa te contrata para hacer lo mismo, no nos diferencia entre nosotras, sino que evidencia el juego sucio al que nos somete un sistema económico, un modelo productivo y de relaciones laborales que ha sido dañado año tras año, hasta encontrarnos en una situación que ni tiene justificación, ni es compatible con la igualdad y la libertad por la que tantas luchas nos han precedido.
La lucha sindical y social de las y los trabajadores sigue siendo imprescindible, y tras las elecciones del 28 de abril es evidente que va a ser precisa mucha unidad y fortaleza para combatir a quienes pretendan seguir ahondando en más de lo mismo. No solo no nos vamos a resignar a mal sobrevivir, sino que estamos preparadas para iniciar el camino necesario para la reindustrialización de este país, para construir un modelo productivo que garantice una vida digna en el más amplio sentido, y que acabe con la desigualdad estructural a la que nos quieren condenar.
Empleos de calidad, economía productiva y reproductiva al servicio de la mayoría, formación acorde a esas necesidades de todas y no de los fondos buitre, salud y cuidados cuando se precisen, pensiones dignas, igualdad real y el fin de la degradación de la naturaleza, deben guiar las urgentes tareas que reclamamos al nuevo gobierno.
El PCE y la UJCE seguiremos trabajando, incansables, por los derechos de la clase obrera, de la inmensa mayoría, por la unidad y el fortalecimiento de las organizaciones sindicales y de los movimientos sociales.
Este 1 de Mayo salimos a las calles, de nuevo, con la alegría de seguir el hilo rojo de la historia, para conquistar una sociedad digna y protegida, porque el bienestar de todas es el bienestar de cada una. Paramos a la reacción, empujemos a la revolución.