El 8º Congreso del Partido Comunista de Cuba cierra la etapa, desde abril de 2011, en que ha estado dirigido por Raúl Castro, una intensa década en que añadió esa responsabilidad a la Presidencia del Consejo de Estado que ostentaba desde 2008. La trayectoria vital de Raúl Castro llena el tiempo liberado de la nueva Cuba que surgió tras el mar del abandono y la miseria de la dictadura de Batista y de los gobiernos herederos de la infame enmienda Platt impuesta por Estados Unidos tras la larga etapa de la colonia española. Llena también seis décadas de esfuerzo para salir del laberinto de la miseria, la soledad y el despojo al que Estados Unidos había condenado a Cuba y a toda América Latina.
Raúl Castro participó en el asalto al cuartel Moncada, fue arrojado después a la cárcel de la dictadura, al exilio; protagonizó la llegada a Cuba en el Granma con Fidel Castro y un puñado de revolucionarios dispuestos a cambiar la vida y la historia, organizó la guerrilla contra la tiranía de Batista que culminó, desde Sierra Maestra, con el triunfo de la revolución en 1959 y el inicio de un tiempo nuevo donde el destino de Cuba ya no estaría entre la furia y el látigo de Washington.
Desde José Martí y Julio Antonio Mella hasta Fidel Castro, pasando por el Che Guevara, Celia Sánchez, Frank País y Camilo Cienfuegos, la lucha constante de Raúl Castro por defender a Cuba de las arremetidas del imperialismo norteamericano ha ido de la mano de esa presencia y esa inspiración revolucionaria, junto a la de otros dirigentes comunistas de otros países, como Hồ Chí Minh o Nelson Mandela. Siempre con el objetivo de la construcción del socialismo cubano; del fortalecimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias; de la solidaridad con otros pueblos, que tuvo en África momentos culminantes, del trabajo para impulsar los lazos fraternos y la integración de América Latina, Raúl Castro contribuyó con vigor a superar los años duros y difíciles del periodo especial tras la desaparición de la Unión Soviética, manteniendo el rechazo al dogmatismo, compartiendo la vida con Vilma Espín, otra revolucionaria con quien se casó, con su uniforme de guerrillero, justo tras el triunfo de la revolución.
Raúl Castro ha destacado siempre como organizador, ya desde los días de Sierra Maestra, y después en la construcción del sistema educativo y sanitario y de una policía al servicio del pueblo cubano, así como en la dirección del ministerio de Defensa. En sus noventa años de una vida dedicada a la revolución, Raúl Castro fue objetivo de la CIA, que intentó asesinarlo, y ha tenido momentos amargos para superar golpes y derrotas, como la muerte del Ché, amigo y camarada desde los días del exilio mexicano, cuyos restos recibiría junto con Fidel Castro en 1997 en San Antonio de los Baños, tantos años después de su asesinato por los sicarios de Estados Unidos en Bolivia.
Presidente del Consejo de Estado, presidente de Cuba hasta hoy mismo, el general Raúl Castro es un sencillo comunista cubano, un hombre humilde y valeroso para quien la verdad es siempre revolucionaria, siempre consciente de los problemas del socialismo y de la revolución, en Cuba y en el resto del mundo, que deja ahora la dirección del Partido Comunista de Cuba en manos de Miguel Díaz-Canel, quien ya mostró su capacidad como dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas, ministro de Educación y, desde 2018, como presidente de la República, y quien ahora seguirá defendiendo la soberanía de Cuba, la solidaridad internacionalista con otros pueblos ante las agresiones del imperialismo, impulsando la preservación de la vida y la construcción del socialismo.
Camarada Raúl Castro, hasta la victoria siempre.