La clase obrera sufre las consecuencias de la mayor ola inflacionaria y devaluación salarial de los últimos 40 años. Sin embargo, el principal motivo de esta subida de precios es el incremento de los beneficios de las empresas, que buscan aumentar sus márgenes de rentabilidad a la vez que bloquean la negociación colectiva y se resisten a la actualización de los convenios con subidas salariales. Una vez más, el capital busca su rentabilidad a costa de la explotación de la clase trabajadora, con especial saña ante los sectores más vulnerables de la misma (mujeres, inmigrantes y juventud).
Este es el contexto con el que el sindicalismo de clase y el movimiento obrero encaran el próximo 1º de mayo. Un día simbólico que recoge las movilizaciones y conflictos que llevamos años protagonizando contra la pérdida de derechos y poder adquisitivo, desde las huelgas del metal en Euskadi, Andalucía, Cantabria o Galicia, hasta los conflictos en sectores tradicionalmente más precarizados y menos sindicalizados (Hábitat, Inditex etc.). Ahora más que nunca hay que subrayar la importancia de la organización para la lucha, a través de los sindicatos de clase, desde los centros de trabajo de los diferentes sectores económicos y productivos, con el orgullo de pertenecer a la clase trabajadora.
Reivindicamos también las políticas que el gobierno de coalición ha impulsado ante la actual crisis. Las políticas públicas de carácter progresista como la reforma laboral, con la recuperación de la ultraactividad indefinida y la prevalencia de los convenios sectoriales, que no se podrían entender sin la participación de Unidas Podemos en el gobierno, han contribuido a reforzar la posición de la clase trabajadora y las organizaciones sindicales en la negociación colectiva, sirviendo para quebrar el bloqueo de la patronal. Estas políticas también están obteniendo importantes éxitos en creación de empleo digno y estable. A pesar de las mentiras de la derecha y la ultraderecha, los datos son históricos: gracias a los ERTE y a la reforma laboral ya hay 20,4 millones de personas trabajadoras activas (la cifra más alta de la historia), con la mayor subida histórica del SMI (un 47% hasta alcanzar los 1.080€ en 14 pagas), con la lucha contra la mercantilización y “uberización“ de las relaciones laborales a través de la Ley Rider o con el sostenimiento y mejora del sistema de pensiones públicas.
Este esfuerzo, que no podría entenderse sin la alianza que IU y el PCE han ayudado a forjar desde el bloque de investidura del actual gobierno con el sindicalismo de clase, también se ha traducido medidas que han supuesto un escudo social para las familias trabajadoras de nuestro país frente a las consecuencias de la crisis en curso: gratuidad o abaratamiento del transporte público, la bajada de los carburantes, limitación de la subida de los alquileres al 2%, el límite a los precios de la energía a través de la excepción ibérica, el impuesto temporal a las grandes fortunas (que ha levantado las iras de la patronal, las energéticas y banca).
Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer. Los precios de los suministros básicos y de primera necesidad continúan muy altos, las constantes subidas de los tipos de interés impuestas por el BCE encarecen los prestamos e hipotecas, los precios de compra o alquiler de viviendas siguen desbocados, muchas empresas se resisten a aplicar la actualización de convenios y las mejoras de la reforma laboral, etc.
Para el PCE hay que seguir avanzando en materia de políticas sociales y laborales en favor de la mayoría trabajadora, ya que la desigualdad y la injusticia social es consustancial con el sistema capitalista, sobre todo de su vertiente neoliberal. Ante los cambios tecnológicos hay que repartir el empleo, rebajando la jornada sin pérdidas salariales. Frente a décadas de neoliberalismo y socavamiento de la soberanía política y productiva de nuestro país, nuestra alternativa consiste en el desarrollo de un programa de democratización de la economía. Un programa que incluye políticas para la nacionalización de la banca y de los sectores estratégicos de la economía, así como la extensión de un fuerte sector público productivo e industrial, con más poder de decisión para la clase trabajadora. Es esencial democratizar la economía para avanzar hacia el socialismo.
Ante esta situación, llamamos a la movilización este Primero de Mayo con los principales sindicatos de clase, CCOO y UGT, bajo el lema “Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios”, reivindicando especialmente los incrementos salariales ligados al IPC y la limitación de precios básicos por ley.