Acabamos una semana en la que dos trabajadores navarros han fallecido en su puesto laboral. Con ellos, ya son diez los accidentes mortales en lo que llevamos de año, que se suman a los 14 de 2022 y a los 13 del 2021. Todos ellos, como Miguel Ángel Granizo y Ronnie Alfonso Ruiz, con nombres y apellidos, familia y un derecho a “un medio ambiente de trabajo seguro y saludable” que la empresa se saltó. Así, año a año, la lacra continua, y no solo en el caso de los siniestros más graves -aquellos en los que el trabajador o trabajadora pierde su vida-, sino también en los que resulta herido física o psicológicamente. Así, según los datos del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra, de enero a octubre de este año, se ha producido la intolerable cifra de 20.434 accidentes de trabajo.
Estamos acostumbrados a que Navarra figure entre los primeros lugares en todo tipo de estadísticas de tipo social y económico, pero en esta lacra nos encontramos que somos la comunidad autónoma con mas bajas laborales por accidente, según los números que ofrecen los primeros meses de este año.
Han pasado más de 28 años desde que entró en vigor la Ley de Prevención de Riesgos Laborables , la ley 31/1995, y los datos muestran que hemos avanzado muy poco. El incumplimiento de la ley por parte de empresarios y el poco interés por parte de los diferentes gobiernos en dotar de medios a la inspección de trabajo están detrás de este problema.
Según la ley, toda empresa está obligada a realizar una evaluación de riesgos en cada puesto de trabajo, pero los informes son un cortapega, cuando no están directamente desfasados, y las actuaciones para evitarlos se alargan en el tiempo.
Esto se une a que la labor de la Inspección de Trabajo para controlar el cumplimiento de la ley es insuficiente, débil en sus funciones e incapaz de llegar a todos los centros de trabajo, debido a su escaso personal. Se hacen visitas rutinarias de las que salen informes cuyo cumplimiento se demora en el tiempo o no se cumple nunca. ¿De que sirve multar a una empresa después de un accidente y obligar a que tome las medidas para que ese hecho no vuelva a ocurrir, si en la máquina de al lado, o en el siguiente andamio, no se verifica que sean seguros?
A todo esto se añade que desde las instituciones públicas tampoco toman las medidas para paliar ésta situación, con falta de políticas en materia de prevención y con unos presupuestos insuficientes. ¿De qué sirve el anunciado Plan de acción de Salud Laboral en Navarra 2022-2025 si se queda en papel mojado, si no llega allí donde más se necesita? Por ejemplo, la inmensa mayoría de las empresas navarras pequeñas o muy pequeñas no dispone de delegado o delegada de prevención, figura imprescindible para fomentar la prevención en la empresa y entre los trabajadores. Son estas empresas en las cuales se producen buena parte de los accidentes y daños a la salud de los trabajadores en nuestro territorio, y en las que la administración debe redoblar su labor de vigilancia ante los incumplimientos constantes de la ley.
Recientemente, el consejero de Salud del Gobierno de Navarra, Fernando Domínguez, aseguraba que acabar con la siniestralidad dependía de dos factores: el compromiso de los empresarios y la participación activa de los trabajadores en el sistema preventivo. Importantes son estos dos factores, señor Domínguez, pero ¿dónde queda la obligada figura protectora y garantista que con las leyes y los derechos de los ciudadanos debe tener el Ejecutivo Foral? Quizás sea hora, por ejemplo, de que Navarra disponga de competencias para gestionar las inspecciones de trabajo en nuestra comunidad y así logre mejorar la salud laboral y los derechos de los y las trabajadoras navarras.
La precariedad y el deterioro de las condiciones laborales están afectando a la salud de la población trabajadora, el número de víctimas no puede ser tomado a la ligera, es hora de dar la vuelta a la situación, de que los empleados se lleven siempre la peor parte. Es intolerable que una persona muera por realizar el trabajo que, a duras penas, le garantiza una vida digna. Ni una muerte más, ni un accidente laboral grave más en Navarra. No lo podemos permitir. Aski da!
* Fermín Bear y Fernando Irisarri, militantes del PCE-EPK en Navarra.