La solicitud fue formulada hace 3 años y es ahora cuando el nuevo Ayuntamiento de Pamplona la lleva a la práctica-Se ha basado en una investigación de la UPNA, con el apoyo vecinal y los del Consejo municipal y el grupo Nombrar Mujeres
Las mujeres cuya memoria será recordada en placas del callejero son: Julia Bea Soto; Dora Serrano Serrano; Aurora Gómez Urrutia; Julia Fernández Zabaleta; Mª Luisa Elío Bernal; Josefina Guerendiain Caro; Nemesia Baztán Turrau; Ramona Zapatero Zapatel; Matilde Huici Navaz y Mª Carmen Húder Carlosena.
10 MUJERES PARA DAR NOMBRE A 10 CALLES DE TXANTREA SUR
Julia Bea Soto: miembro del Partido Comunista
Nacida en Sesma el 28 de enero de 1912, murió el 13 de octubre de 1989 en Burlada. En febrero de 1935, viviendo en Pamplona, se adhiere al Partido Comunista e ingresa en el Sindicato de Unión de Empleados de Oficinas. Con hermanos asesinados y reclutados forzosamente, durante la guerra fue secretaria y dactilógrafa en la oficina de Dolores Ibárruri en Madrid. Se casó con brigadista alemán y, aunque tuvo oportunidad de marcharse, se quedó en el puerto de Alicante, embarazada. En ese lugar fue apresada. Tras distintos encierros, para ella se pidieron 30 años, y fue condenada a 15, de los que finalmente cumplió ocho en las cárceles de Ventas, Amorebieta y Segovia.
Desde su salida de la cárcel, Bea continuó con su actividad política por la que finalmente acabó pasando a Francia donde constituyó una organización de españoles donde todos los partidos políticos antifranquistas estaban representados. El resto de su vida siguió viviendo en el país vecino y murió el 13 de octubre de 1989, en el transcurso de una visita a su hermana María, en Burlada.
Dora Serrano Serrano: célula comunista de Pamplona
Nacida en Toledo en diciembre de 1916 y fallecida en Pamplona en 2013, Dora Serrano vivía en Pamplona desde 1940, tras salir de la cárcel de Ventas en la que ingresó en 1939. Desde Pamplona trabajó el traslado de cárcel de su padre y su hermano, también detenidos en Madrid. En aquel momento se integró en la célula comunista de Pamplona, en el mayor intento de reconstruir el PCE en Navarra, y con ella “cayó” en 1943. Fue detenida, juzgada y encarcelada igual que el resto de miembros de la célula. Tras pasar por incomunicación en la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol (Madrid), fue encausada por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo y compareció ante un Consejo de Guerra en Alcalá de Henares.
Serrano permaneció en prisión hasta el año 1947 pasando por varios centros penitenciarios en los que continuó con su lucha política, aunque cumplió la mayor parte de su condena en la cárcel de mujeres de Amorebieta. Tras la muerte de Franco y el inicio de la transición a la democracia, Serrano volvió a conectar con el PCE y después de la legalización del partido en el año 1977, volvió a retomar la militancia activa y pública.
Aurora Gómez Urrutia: primer matrimonio civil de Pamplona
Aurora nació en el seno de una familia ideológicamente de izquierdas, ya que su padre era maestro y militante de Izquierda Republicana. Ella y sus hermanos frecuentaron de manera activa los grupos de jóvenes socialistas y comunistas que existían por entonces en Navarra. Fue en ese ambiente en el que conoció al principal líder comunista de Navarra, Jesús Monzón Repáraz, con quien se casó en febrero de 1936 en el que fue el primer matrimonio civil de Pamplona. Fue detenida en julio del 36 y canjeada por otra joven de una familia acomodada. El final de la guerra le encuentra en Francia.
Monzón, contra el criterio de su mujer, decide enviar a su hijo Sergio de París a la URSS con los niños de la guerra. Durante el traslado, aparece un brote de escarlatina en el barco y el niño enferma y fallece. Pase a su posterior separación de Monzón, con quien volvería a casarse, sus vidas permanecieron entrelazadas hasta el final. El 24 de octubre de 1973 moriría Jesús Monzón y Aurora Gómez, enferma de esclerosis múltiple, le sobrevive hasta su fallecimiento en Pamplona el 2 de julio de 1975.
Julia Fernández Zabaleta: maestra nacionalista
Ideológicamente, su vida, como la de su hermano Valentín, estuvo marcada por la militancia en las asociaciones y partidos nacionalistas y ya en los años 20, participó en charlas y actividades propagandísticas en favor del euskera y de la participación pública y política de las mujeres. Maestra de la línea de María Montessori en el marco del Ayuntamiento de Pamplona, su actividad política y pedagógica se truncó en julio de 1936. Es considerada “desafecta al régimen” y expedientada y sancionada por el Ayuntamiento de Pamplona con la pérdida de medio sueldo durante un año y desde el 11 de enero de 1937, relevada y destituida de su cargo de maestra. Tras vivir y trabajar como maestra en Francia, Gipuizkoa y Alava, volvió a Navarra, donde se le prohibió el ejercicio de la docencia en escuelas públicas. A partir de entonces trabajó como profesora de forma privada en su domicilio particular o en el de familias vinculadas al PNV en la ciudad. Al igual que otros empleados del Ayuntamiento de Pamplona fue rehabilitada profesionalmente en el año 1957 y, en 1958, Fernández se incorporó a la Escuela Vázquez de Mella, donde continuó con su trabajo hasta su fallecimiento en Pamplona el 16 de febrero de 1961.
Mª Luisa Elío Bernal: artista en el exilio
María Luisa Elío, hija del juez Luis Elío Torres y Carmen Bernal López de Lago, nació en el seno de una familia bien situada económica y socialmente. La familia materna estaba ligada a la burguesía acomodada madrileña. Pese a no ser militante de ninguna organización, Luis Elío es detenido en su casa el 19 de julio de 1936; en agosto Carmen Bernal y sus tres hijas son detenidas en Elizondo cuando se dirigían a pasar la frontera por Dantxarinea. Liberadas tres meses después, itineraron por San Sebastian, Barcelona y Valencia, y de nuevo a Barcelona donde vivieron hasta mediados de enero de 1938. Ese año pasaron la frontera en el coche de Indalecio Prieto, ya que por entonces la madre de Elío trabajaba con él en las oficinas del Ministerio de la Guerra.
En Francia las chicas estuvieron acogidas y trabajando en un orfanato de monjas. Tras reencontrarse con su padre, internado en el campo de Gurs, y ante la inminencia de la ocupación alemana de Francia, la familia decide exiliarse en México. Es allí donde Elío recibe una educación imbuida del modelo pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza y es también allí donde se encuentra por primera vez con sus compañeros y compañeras de generación y exilio.
Formará parte activa del ámbito cultural del Movimiento español de 1959. El 14 de marzo de 2007, en la Residencia de la Embajada de España en México, se le impuso la Orden de Isabel la Católica y dos años después, el 17 de julio de 2009, fallecía en Coyoacán (México).
Josefina Guerendiain Caro: miembro del Socorro Rojo
Detenida con 17 años el 25 de julio de 1936, desde los 14 años había comenzado a frecuentar la Casa del Pueblo de Pamplona acompañando a su padre, cantero de profesión. Dos años antes de su detención comenzó a luchar como parte del ‘Socorro Rojo’ en favor de los presos políticos de País Vasco, Asturias y Santander que estaban recluidos en el Fuerte de San Cristobal. Vinculada a la UGT, estuvo 8 meses detenida en le prisión provincial. Tras su salida de la cárcel trabajó en la clínica de San Juan de Dios y después en el hospital carlista de guerra Alfonso Carlos. Estando allí conoció a un enfermo de Olite, Vicente Lacarra Armendáriz con quien se casó con 19 años en 1938 en la Catedral de Pamplona. Vivió en Olite, Villabona (Gipuzkoa) y en Pamplona, donde regentó diversos locales de hostelería. Guerendiain falleció en Pamplona el 4 de junio de 2011.
Nemesia Baztán Turrau: salir adelante en la posguerra
Nacida en Sangüesa y casada con José Plano Urrutia, el matrimonio emigró a Pamplona con tres hijos, probablemente a finales de los años 20 o primeros 30. Se asentaron en el barrio de la Rochapea.
A comienzos de septiembre de 1936 Nemesia fue denunciada por una vecina “por roja” y es detenida y rapada. Además, se le impuso la penitencia de tener que ir a misa durante ocho días. Con la detención de su esposo en septiembre del 36, y una hija en camino, la historia de vida de Baztán representa un tiempo de represión para muchas mujeres y sus familias que tuvieron que salir para adelante y seguir viviendo a pesar de todo. Además, sin saber aún si fue una forma sobrevivir o si formaba parte de alguna red de evasión, hizo muchas veces de mugalari escondiendo a gente en su casa y ayudándoles a pasar a Francia.
Con carácter solidario ayudó como matrona en partos de vecinas del barrio a los que el médico no llegaba a tiempo de atender y alimentando a hijos de mujeres.
Ramona Zapatero Zapatel
Ramona, al igual que su marido Ramón, también participó durante los años de la II República en labores de solidaridad. Es recordada como una de las mujeres que junto subía al fuerte a llevar ropas, alimentos, medicinas y a visitar a los presos detenidos en San Cristobal tras las movilizaciones en Asturias de octubre de 1934. Tarde del 18 de julio, Ramón desapareció de su casa y confirmaron su muerte el 24 de agosto de 1936.
Unos días antes, Ramona y su hijo mayor José Ramón, que entonces contaba 16 años, habían sido detenidos y encerrados. Una vez en libertad, ella y sus cinco hijos pasaron por Francia, Barcelona y Valencia. Los tres pequeños tenían entre 6 y 12 años. Ramona y sus hijos intentaron en varias ocasiones escapar hacia América, pero no consiguieron entrar en ninguna de las expediciones. Cuando volvió a Pamplona su imprenta había pasado a manos de otro propietario y sobre su marido pesaba una multa de 250.000 pesetas por “auxilio a la rebelión”, multa a la que ella tuvo que hacer frente. Finalmente, libre de toda atadura económica, y tras intentar dirigir ella y sus hijos el negocio, Ramona decidió traspasar la imprenta y exiliarse en Argentina. Vivió en Buenos Aires y, a partir de 1954 en Caracas (Venezuela).
Matilde Huici Navaz: de las primeras abogadas de España
A partir de la segunda década del siglo XX, se conocía como “modernas” a aquellas mujeres que, en ese tiempo, gracias a la formación que habían recibido –muchas de ellas universitaria-, comenzaron a demandar y reivindicar derechos sociales, políticos, jurídicos y educativos para las mujeres. Inspector de Primera Enseñanza desde los años 20, Huici tenía un buen conocimiento de idiomas, al menos de francés e inglés, lo que le permitía también trabajar como traductora y como profesora de español para extranjeros.
Entre 1923 y 1934 visitó EEUU, Inglaterra, Alemania y la URSS para estudiar instituciones relativas a la infancia delincuente y las políticas sobre infancia. En paralelo, en 1926 obtiene el título de Derecho, convirtiéndose en una de las primeras abogadas de España. Fue miembro del Tribunal de Menores de Madrid y, en 1928, una de las fundadoras de la Juventud Universitaria Femenina española (JUF) donde dirigió junto con Clara Campoamor un consultorio jurídico para las mujeres universitarias y participó en la creación de la Agrupación Liberal Socialista. Con la proclamación de la II República en abril de 1931, Huici se comprometió con el nuevo gobierno: vocal de la Subcomisión de Derecho Penal de la Comisión Jurídica Asesora del Ministerio de Justicia; miembro de la subcomisión de la redacción de la nueva Constitución de la República; parte del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, después Asociación de Mujeres Antifascistas de España (AMA) y se encargó de inspeccionar todos los tribunales tutelares de menores existentes en el país.
Durante la guerra, siguió al gobierno a Valencia y Barcelona, interviniendo en la preparación de la salida de niños de la zona republicana lo que le valió “ser condenada a muerte en el acto y lugar donde fuere hallada”, por lo que no pudo nunca volver a España. Huida a Francia, en mayo de 1940 se exilió en Chile, en donde su título de abogada no fue reconocido y retomó su trabajo como traductora de francés en la editorial Espasa Calpe. En 1944 estableció la Escuela Educadora de Párvulos de la Universidad de Chile de la que fue directora hasta 1962 y formó parte del Centro Republicano Español hasta la fecha de su muerte en Santiago de Chile el 13 de abril de 1965.
Mª Carmen Húder Carlosena
Estudió pedagogía en Pamplona y luego en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio de Madrid ligada a la Institución Libre de Enseñanza, desde la que estuvo pensionada en el Vassar College de Nueva York. En julio de 1936, celebrando la primera comunión de su hija, el levantamiento militar les encuentra en Pamplona. Con un hermano y un primo asesinados en Valcardera, pasa con su esposo Javier Yarnoz a Francia, para volver a Valencia y ponerse al servicio de la República. Posteriormente se desplaza con el gobierno a Barcelona y de allí a Figueras y a Francia de nuevo, al final de la guerra.
En agosto de 1939, ante la inminente entrada de los nazis en Francia, la pareja y su hija, se exilian a Venezuela. Viajaron en el Flandre, barco fletado por el Gobierno Vasco en el exilio. María del Carmen protagonizará en 1944 la obra de teatro de García Lorca Mariana Pineda en el Teatro Ávila de Caracas y trabajará impartiendo clases de español a personal de la Embajada de los EEUU. Durante años, colaborará también con una asociación de protección a menores desamparados. En 1987, por entonces con nacionalidad venezolana, Húder fallecerá en Caracas.